El nuevo disco de Loquillo, y donde colabora de nuevo con Sabino Méndez, compañero musical en su primera etapa y posteriormente protagonista de una pública enemistad.
Pero Loquillo, muchos años después, en 2006, le invitó a su gran concierto “Hermanos de sangre” y también grabó un par de temas compuestos po
r él en “Balmoral”,
y le acompañó en los conciertos de despedida de los Trogloditas en 2007.
Tras eso, y cuando todo el mundo esperaba otro disco lleno de elegancia y detalles como “Balmoral” Loquillo nos sorprende grabando un disco compuesto íntegramente por Sabino Méndez,
con Jaime Stinus a la producción, y el resultado es un disco de rock mayúsculo. Grabado en un céntrico estudio madrileño, el disco destila un poso urbano, callejero,
donde las guitarras eléctricas dominan, el Loco canta desde su particular pedestal y su banda demuestra que aún puede sonar rock en castellano.
Como dice el propio Loquillo: “La nave de los locos” es un disco de rock and roll para tiempos duros. No son tiempo de refugiarse en teatros con acústicas,
vivimos tiempos de guitarras afiladas, de revueltas en las calles, de actitudes incendiarias. El rock and roll no puede quedarse al margen de la realidad,
son tiempos de demostrar que la cultura rock no es un entretenimiento sino un patrimonio de todos, un arma cargada de ira contra la mentira,
un grito de esperanza ante el desanimo.
y le acompañó en los conciertos de despedida de los Trogloditas en 2007.
Tras eso, y cuando todo el mundo esperaba otro disco lleno de elegancia y detalles como “Balmoral” Loquillo nos sorprende grabando un disco compuesto íntegramente por Sabino Méndez,
con Jaime Stinus a la producción, y el resultado es un disco de rock mayúsculo. Grabado en un céntrico estudio madrileño, el disco destila un poso urbano, callejero,
donde las guitarras eléctricas dominan, el Loco canta desde su particular pedestal y su banda demuestra que aún puede sonar rock en castellano.
Como dice el propio Loquillo: “La nave de los locos” es un disco de rock and roll para tiempos duros. No son tiempo de refugiarse en teatros con acústicas,
vivimos tiempos de guitarras afiladas, de revueltas en las calles, de actitudes incendiarias. El rock and roll no puede quedarse al margen de la realidad,
son tiempos de demostrar que la cultura rock no es un entretenimiento sino un patrimonio de todos, un arma cargada de ira contra la mentira,
un grito de esperanza ante el desanimo.
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